
Cohousing: la solución residencial ideal para las personas mayores
Como ya os hemos contado en anteriores posts, el cohousing o vivienda colaborativa es una de las alternativas a las residencias de mayores que más relevancia está adquiriendo entre la población senior. Aunque, en un primer momento, han sido algunas comunidades de personas mayores las que han tomado la iniciativa, este concepto se está extendiendo poco a poco a un rango más amplio de la población y de nivel socio-económico diverso. Y es que la principal causa de su éxito es el hecho de que a todos nos preocupa el futuro y la soledad, con todo lo que conlleva para la salud física y mental de todos nosotros.
Es por ello que hoy en el blog de Simbiotia te explicaremos que son y cómo funcionan estos modelos de vivienda colaborativa, además de sus principales ventajas respecto a otros modelos.
¿Qué es el cohousing?
El cohousing, término de origen inglés que en español significa literalmente covivienda, es un modelo de convivencia inteligente y bien organizado en el que sus integrantes comparten espacios comunes, pero tienen al mismo tiempo viviendas totalmente independientes en las que es posible tener una privacidad total. Estos entornos están dotados de una gran cantidad de servicios comunes, siendo totalmente planeados y gestionados por sus residentes de acuerdo a sus necesidades.
Esta fórmula mixta une las ventajas de los entornos residenciales y la privacidad de la vivienda convencional, funcionando como una especie de «vecindario preconcebido» donde, precisamente la vecindad, es el factor diferencial. Es decir, las personas son conscientes y están comprometidas a vivir formando parte de una comunidad donde cada persona es un miembro útil para el colectivo, con las ventajas implícitas que esto conlleva en lo que respecta a la salud tanto física como mental de sus habitantes.
¿Por qué surge el cohousing?
Es una evidencia que cada vez vivimos más tiempo y, desafortunadamente, más solos. No hace tantos años, la mayoría de la población tenía casi la total certeza de que sus últimos años de vida transcurrirían, tarde o temprano, en casa de sus hijos o familiares más allegados. Sin embargo, hoy en día, en una sociedad cada vez más fragmentada y con menos descendientes, ese supuesto ya no está tan claro.
Es cierto que muchas personas optan por envejecer en su casa, gracias a que cada vez tenemos acceso a más comodidades y servicios. Pero eso no deja de convertir a las casas en jaulas de oro para las personas mayores. ¿El motivo? Pues que el paso del tiempo hace que muchas de las amistades fallezcan, que los vecinos pasen a ser desconocidos o que la vida urbana se transforme de tal forma que ni nos sintamos cómodos en el lugar en el que hemos vivido durante años. Además, debido al vertiginoso ritmo de vida actual, en la mayoría de casos el contacto con los familiares o seres queridos pasa a ser bastante ocasional.
Es decir, la sociedad condena a gran parte de las personas a envejecer en entornos que no son adecuados a sus circunstancias, sin independencia, sin autonomía, sin alicientes y en soledad. Por eso es cada vez más frecuente que muchas personas se planteen como quieren que sea la última etapa de su vida y busquen alternativas de vivienda para su jubilación.
Y en este sentido, el senior cohousing se presenta como una de las mejores opciones, ya que potencia la sociabilidad y las responsabilidades comunitarias compartidas. Este modelo de convivencia surgió en Dinamarca y los Países Bajos, donde ya lleva asentado desde hace años, al tiempo que extendía su influencia al norte de Europa, Estados Unidos y Canadá, donde ha arraigado con fuerza.

En España está dando sus primeros pasos, aunque expandiéndose con gran rapidez debido al pequeño cambio de paradigma que se está dando en la sociedad global y en nuestro país en particular. Y es que las nuevas generaciones ya no son ni piensan de la misma forma que hace 20 o 30 años. Las personas mayores de la actualidad (y también las del futuro) tienen el deseo de seguir formando parte de la vida activa y de contribuir a una sociedad menos «capitalista». En definitiva, formar parte de una comunidad donde se valore más le economía social y solidaria, la convivencia, la autonomía, el crecimiento personal, la salud o la ayuda mutua.
¿Cómo funciona un cohousing?
Es cierto que los modelos de vivienda colaborativa pueden ser muy variados. Sin embargo, lo que predomina es la creación de proyectos de viviendas generados por las llamadas cooperativas en régimen de cesión de derecho de uso, una modalidad donde se paga una cuota mensual y se adquiere el derecho de uso de la vivienda y las zonas comunes, aunque la propiedad del inmueble es de la cooperativa. Este derecho se puede transmitir por herencia e incluso se puede vender, lo que posibilita el cambio de una vivienda a otra en función de las necesidades vitales en cada época de la vida. En cualquier caso, existen diversas formas de poner en marcha un proyecto de este tipo. Y es que la única condición es simplemente compartir valores y objetivos comunes con el resto de miembros.
Algunos cohousing tienen su origen inicialmente en un grupo reducido de personas que definen un objetivo, el tipo de edificio que desean y el tipo de organización a establecer para la satisfacción de los gastos comunes. Si a la iniciativa se suman más interesados, se construye un “grupo embrión” donde ya se trabaja de forma totalmente comunitaria y se perfila el proyecto real. Finalmente, desarrollan su proyecto de convivencia comunitaria, lo documentan y barajan las fórmulas para hacerlo posible, que es realmente el momento clave. Se trata, por tanto, de un proceso largo y complejo pero que, por supuesto, es posible llevar a cabo siempre que se tenga paciencia y el asesoramiento necesario.
Es por ejemplo el caso de Teresa, que siempre había soñado crear un cohousing y poder vivir de otra manera. Sin embargo, se había frustrado con la complicada burocracia para la puesta en marcha de estas iniciativas. Y tampoco tenía la capacidad financiera para ejecutarlo ella al completo. Todo cambió cuando alguien le habló de Simbiotia y sobre cómo podía ayudarla con su idea. Tras hablar con nosotros, ahora estamos dándole el soporte necesario para hacer realidad su proyecto de cohousing.
Desde el primer momento nos hemos encargado de ayudarla en algunos de los asuntos más complicados. En primer lugar, le brindamos el soporte necesario para los asuntos legales, buscando también el espacio adecuado y negociando la adquisición del mismo. Asimismo, llevamos a cabo la creación del concepto de cohousing y definimos el espacio, así como la tipología de actividades futuras. Y cómo no, también le hemos dado apoyo en la comunicación de su iniciativa para buscar a más residentes. En resumen, un acompañamiento integral para hacer realidad su sueño de un proyecto de viviendas colaborativas sostenibles económicamente. Si tienes el mismo sueño que Teresa o tienes dudas sobre un proyecto que tienes en mente, estaremos encantados de ayudarte. ¡No dudes en contactar con nosotros!
La experiencia de muchos proyectos ya asentados de cohousing revela que la participación activa de los integrantes desde el inicio del proyecto contribuye a unir lazos y reforzar el sentimiento comunitario. No olvidemos que construir una comunidad es un trabajo duro, por lo que trabajar, participar e involucrarse activamente en el desarrollo del diseño cohousing acaba forjando una comunidad fuerte y armónica. Y es que en estas viviendas colaborativas nadie está obligado a participar, son los residentes los que aportan su grano de arena según el tiempo libre del que disponen y sus capacidades.
¿Qué tipos de viviendas colaborativas existen?
En la actualidad, el cohousing es un modelo muy desarrollado y del que existen cientos de ejemplos alrededor del mundo. De ese modo, podemos encontrar varias tipologías. Pueden ser tanto urbanos como rurales o estar en edificios nuevos o inmuebles rehabilitados. Asimismo, en cuanto a su distribución las viviendas pueden ser unifamiliares o adosadas, así como tener los espacios comunes agrupados o dispersos a lo largo de todo el recinto. También existen diferencias en cuanto a la edad. Mientras algunos cohousing priorizan la uniformidad en las franjas de edad de sus integrantes, otros son mucho más diversos y combinan la gente joven con personas mayores para evitar envejecer a la vez y tener siempre asegurado el cuidado mutuo entre todos.

Ventajas del cohousing
En Simbiotia tenemos claras las indudables ventajas de estos modelos de convivencia, tanto los especializados en personas mayores como los que están pensados para todas las franjas de edad de la sociedad. Y es que vivir en comunidad de forma colaborativa ofrece multitud de beneficios en varias dimensiones.
En primer lugar, desde el punto de vista emocional y de salud, no cabe duda de que el cohousing tiene un beneficioso impacto. Y es que vivir en una comunidad fomenta las relaciones sociales, lo que contribuye a mejorar la calidad vida, la sensación de seguridad y la creación de redes de apoyo, además de reforzar la autonomía y la convicción de vivir conforme a uno mismo elige. Estas viviendas también resultan a la vez un entorno ideal para desarrollarse, compartiendo conocimientos con los demás, aprendiendo nuevas cosas, creciendo personalmente y desarrollando todas nuestras capacidades. Esto es clave, ya que los miembros comparten sus inquietudes y aportan sus experiencias personales o profesionales al proyecto.
Asimismo, tanto la propia gestión de la comunidad como las actividades del día a día mantienen ocupados a los habitantes, por lo que les ayuda a estar activos y en forma. La vejez acecha cuando no hay nada que hacer y en el cohousing siempre hay algo que hacer.
En el ámbito social y cultural, el cohousing es una fórmula apropiada para empoderar a colectivos de personas para la autogestión de una comunidad, favoreciendo la innovación y la transformación social. En este sentido, las viviendas colaborativas recuperan antiguos valores como la vecindad, la democratización de la convivencia, el desarrollo de sistemas de gobierno y participación, la inclusión e integración social. Asimismo, hablando de esa España vaciada tan de actualidad, pueden ser también una solución para los nuevos desafíos demográficos, en los que es necesario frenar la despoblación rural.
Por otra parte, mirándolo desde un prisma económico y de consumo, este tipo de comunidades llevan aparejadas un importante ahorro de costes y la promoción de un consumo responsable. Esto da lugar incluso a la creación de nuevos ecosistemas de economía social, donde se emplean fórmulas de financiación ética y con un efecto social positivo, llegando en algunos casos incluso a la generación de empleo.
Por último, pensando en clave sostenible y ecológica, conviene destacar que el modelo de cohousing se encuadra en líneas generales con la mayoría de los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y la Agenda 2030, establecidos por Naciones Unidas para una transición ecológica sostenible.
El cohousing en España
Actualmente, las viviendas colaborativas en nuestro país, enfocadas principalmente en la franja de edad senior empiezan a despegar con decenas de proyectos, aunque todos ellos en diferentes fases. Mientras algunos se encuentran parados o en formación, ya hay varios con terrenos comprados o en construcción e incluso, unos pocos (sobre 10), se encuentran ya en marcha y en plena convivencia. Clara prueba de ello es que según asociaciones especializadas del sector el número de proyectos de este tipo ha crecido un 166% en dos años.
Algunos de los proyectos activos se encuentran en Cáceres (Losar de la Vera), Castilla y León (Valladolid), Comunidad de Madrid (Torremocha de Jarama), Cuenca (Horcajo de Santiago), Andalucía (Jaén, Málaga y Antequera) y Cataluña (Tarragona). Además, hay decenas de iniciativas o proyectos en fase experimental en otras comunidades españolas como Galicia, Asturias, Comunidad Valenciana o Islas Baleares.
Como se puede observar, el cohousing es todavía un modelo en fase inicial en España y que, desafortunadamente, aún no cuenta con el impulso público necesario. Sin embargo, su crecimiento acelerado da pie a que, en un futuro no muy lejano, se posicione como la mejor solución residencial para tener una vejez cómoda, activa y en compañía.
Conclusiones
No cabe duda de que el concepto de envejecimiento ha cambiado y que cada vez más personas piensan en ello. ¿A quién no le gustaría tener en el futuro una jubilación autónoma y de calidad? Llegar a la tercera edad no debería suponer un problema económico y ni mucho menos social. Simplemente es el comienzo de una nueva etapa, a la que hay que adaptarse y que se lleva mejor si vivimos en una comunidad con gustos afines. El cohousing es una oportunidad para plantearse seriamente cómo, con quién y dónde queremos vivir nuestra jubilación. Y para ello, no hace falta esperar a ser viejo, sino que es posible apostar por ese modelo desde jóvenes.
Aprovechamos también para recordarte que estamos inmersos en el desarrollo de un proyecto innovador y saludable pensado en las personas mayores. Por ello si conoces cualquier espacio o institución interesado en desarrollar un proyecto alternativo a las residencias de mayores o tú mismo estás interesado, no dudes en contactar con nosotros.
Por último, si deseas saber más sobre nuestra labor te invitamos a visitar las distintas secciones de la web, donde podrás descubrir algunos de los proyectos que hemos realizado, además de nuestro equipo humano que trabaja en la creación de espacios interiores y exteriores que mejoran la vida de las personas.
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