
Design Thinking: qué es, fases y cómo lo aplicamos en los proyectos de Simbiotia
¿Alguna vez has oído hablar del Design Thinking? El actual contexto de revolución que viven las compañías no es únicamente digital, también afecta a nivel organizativo con cambios en la forma de trabajo que permiten evolucionar hacia modelos más ágiles y, lo más importante, totalmente centrados en el cliente.
Eso es lo que hacemos en nuestros proyectos de humanización de hospitales y residencias de mayores, en la creación de experiencias únicas en el sector turístico o en la transformación de los entornos laborales del futuro.
Estos proyectos, que nos enfrentan a diversos retos, exigen innovación, disrupción y un necesario cambio de paradigma para mejorar la experiencia de los usuarios. Y es que de nada sirve invertir en el diseño de un producto o servicio sin probarlo con el usuario teniendo en cuenta antes cuáles son sus necesidades y cómo podemos satisfacerlas.
Por eso hoy venimos dispuestos a contarte todo sobre la metodología Design Thinking y a descubrirte cómo la aplicamos en todos y cada uno de los proyectos que llevamos a cabo. ¡Acompáñanos!
¿Qué es el Design Thinking?
Cuando nos preguntan qué es el Design Thinking en Simbiotia nos gusta dejar claro que va mucho más allá de una metodología o una forma de trabajar el enfoque creativo necesario para cualquier proyecto.
Si nos atenemos a la definición «académica» podríamos decir que el Desing Thinking (pensamiento de diseño en español) es un método para crear innovación, pero completamente centrado en el ser humano para poder solucionar sus problemas reales, motivo por el que también se conoce como human-centered design (diseño centrado en lo humano). La metodología comprende un conjunto de fases, herramientas y formas de pensar que ayudan a situar al usuario en el centro del proceso de diseño.
Sin embargo, más allá de definiciones, para nosotros el Design Thinking más que una mera metodología debe traducirse en algo que va mucho más allá de la anterior definición. Debe ser un auténtico cambio de mentalidad capaz de generar un profundo cambio cultural de forma interna en las organizaciones.
Además, pensamos que debe estar enfocado en producir un impacto visible en los resultados económico-financieros de las empresas e instituciones que lo utilizan. Y naturalmente, para ello es absolutamente imprescindible tener equipos altamente motivados que apuesten por la innovación y la creatividad como columna vertebral.
Pero créenos que no nos atreveríamos a afirmar algo de forma tan rotunda sin haber experimentado en primera persona el valor, la transformación cultural y el impacto económico de esta metodología. No resulta casual por tanto que grandes compañías como Google, Apple, Airbnb o Nike recurran a este enfoque para saber cómo diseñar sus productos y servicios y encajar así perfectamente en la mente de los clientes y consumidores.
Además, algo que nos diferencia en Simbiotia es que aplicamos los principios del Design Thinking y los revalorizamos al vincularlos también con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En definitiva, nuestra misión es hacer la vida más fácil tanto a los empresarios como a los trabajadores y los potenciales clientes.
Las 5 fases del Design Thinking
Para poder aplicar esta metodología adecuadamente en cualquier proyecto que se pretenda llevar a cabo en primer lugar será necesario conocer las 5 fases o etapas que la componen. Es lo que vamos a explicarte a continuación por lo que te invitamos a seguir leyendo y no perderte ningún detalle.
Además, aquí también encontrarás 5 trucos sobre Design Thinking que aplicamos en los proyectos que realizamos, aunque para eso tendrás que ver el anterior vídeo. ¡Vamos allá entonces!
Empatizar
Como la metodología Design Thinking está relacionada con el diseño centrado en las personas es absolutamente clave empatizar con los clientes y/o usuarios potenciales que van a usar/disfrutar del producto o servicio. Esta primera fase es la más importante ya que implica identificar a los usuarios y después entenderlos de forma profunda.
Cuando por ejemplo trabajamos en proyectos de humanización en salud desarrollamos los proyectos en base a los 3 tipos de personas que interactúan (pacientes, acompañantes de pacientes y personal sanitario) mientras que cuando abordamos la transformación de un entorno laboral tenemos en cuenta a todo el personal, desde la dirección a los cargos intermedios y los becarios.

Es más, prueba de la importancia que damos a los diferentes actores es que tenemos en cuenta incluso a los animales y sus sentimientos, tal como hicimos durante el diseño de una clínica veterinaria, un proyecto muy bonito que puedes conocer visitando el anterior enlace.
Pero si bien la identificación de los tipos de usuarios es clave, no lo es menos el tiempo y los recursos que se dedican a dicha investigación. En este sentido lo prioritario es no escatimar ni en tiempo ni en recursos. Es imprescindible conocer todos los aspectos negativos o mejorables del día a día de los usuarios ya que, de no hacerlo, las conclusiones que se saquen pueden ser erróneas.
Definir las necesidades
La segunda fase del Design Thinking consiste en definir las necesidades y problemas de los usuarios. Y para una investigación completa existen técnicas específicas muy útiles que deben emplearse.
Pueden hacerse entrevistas en profundidad, talleres o encuestas, pero también usar la técnica del «Qué, cómo, por qué, para qué» para llegar a entender las razones de los usuarios de manera sistemática, usar moodboards (paneles de inspiración), mapas de actores. En cualquier caso, estas son solo algunas de las técnicas que permiten extraer valiosos insights que se usarán en futuro para tomar decisiones.
Una vez recopilada esta información es el momento de analizarla y quedarnos con lo que aporta valor y ofrece las perspectivas más interesantes. Durante esta etapa, absolutamente vital, no hay que dar por supuesto nada de lo que quieren o necesitan las personas, sino asegurarnos que entendemos sus necesidades al completo. Esto será clave para identificar los problemas a los que hay que dar solución y que, a la postre, serán clave para la innovación.
Idear soluciones
Se trata de trazar un plan e idear soluciones en base a los problemas anteriormente detectados. Hay que echar mano de toda la creatividad para generar la mayor cantidad de ideas que sea posible y buscar nuevas soluciones a los problemas conocidos. Para ello resulta imprescindible lo que se llama pensar out of the box (fuera de la caja), es decir, salirse de los tradicionales sistemas de pensamiento.
En esta fase del Design Thinking tiene un papel mucho más importante la persona que coordina el proyecto ya que es el momento de la verdad: el de transformar los problemas identificados en soluciones adecuadas que los resuelvan. Pueden usarse técnicas como el brainstorming o las notas adhesivas para capturar ideas.

En el siguiente vídeo podrás comprobar cómo aplicamos este método y el resultado para realizar el jardín terapéutico en el Hospital en Avilés, y convertirlo en un proyecto pionero a nivel nacional.
Crear un prototipo
Crear prototipos es materializar las ideas y es la mejor forma de hacerse una pequeña idea de cómo funcionará más tarde al ponerlo a prueba finalmente. Se trata de un paso intermedio previo a la solución definitiva y que puede hacerse de diversas formas según el tipo de proyecto: realizar una maqueta, hacer un diseño 3D, una prueba piloto, etc.
La importancia de esta etapa del Design Thinking radica en que permite identificar aspectos que probablemente se hayan pasado por alto anteriormente y se pueden corregir validándolo con los usuarios.
Poner a prueba
Se trata del momento de la verdad. El momento de ver cómo funcionan las soluciones adoptadas y de que los usuarios experimenten el resultado final de la propuesta. Sin embargo, el proceso ni mucho menos acaba aquí ya que es obligatorio seguir comprobando si los problemas de los usuarios se han solucionado y si sus necesidades han sido realmente satisfechas o si incluso han aparecido nuevas necesidades.
Este último aspecto puede ofrecernos información muy valiosa para seguir mejorando e incluso dar un nuevo enfoque que puede llevarnos nuevamente a comenzar el proceso iterativo de Design Thinking. Y es que de eso trata esta metodología: de la experiencia de los usuarios surgen las soluciones y la innovación.
Y como los ejemplos son los mejores aliados para explicar conceptos, te dejamos el siguiente vídeo donde hicimos un proceso de transformación muy disruptivo del área de oncología enfocado a la humanización de la atención sanitaria. Y en todo el proceso, basamos esta metodología de design thinking y nos permitió llegar a conclusiones muy profundas y a resultados, que como podréis ver en el vídeo, no se han visto previamente en ningún proyecto similar.
Conclusiones sobre el Design Thinking
Como acabas de ver, utilizar este tipo de metodología tiene un gran impacto en la creatividad, pero también potencia la innovación continua lo que indisolublemente genera importantes ventajas competitivas. Ventajas basadas en la creación de procesos que aprovechan el potencial de las nuevas tecnologías, pero además de manera más amigable, centrándose en la persona en todas sus dimensiones. Porque está claro que es indispensable innovar; pero de forma integral, siempre centrándonos en las personas.
Te invitamos a conocer mucho más sobre el Design Thinking y los proyectos en los que implementamos esta metodología visitando nuestro blog. Allí podrás conocer todo lo que hacemos para crear entornos que mejoran la vida de las personas.
No dudes ni un momento en ponerte en contacto con nosotros si quieres transformar tu empresa, organización o institución.
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